Tres victorias seguidas en los tres primeros partidos de liga; algo que los béticos no veían desde la temporada 1978/79. Este equipo nos sigue dando motivos para tener grandes esperanzas, aunque no está de más insistir en que hay que ir paso a paso, y en que hay que estar preparados para cuando llegue algún tropiezo.
Son muchos los elementos que determinan el resultado de un partido; pero parece indiscutible que la clave de la victoria obtenida ante el Elche ha estado en el jugador que echó la llave a su portería y que, con tres paradones cuando los ilicitanos más dominaban en la primera parte, mantuvo al Betis en el partido: Goitia.
El vasco hizo posible que, de nuevo, la entrada en el campo de Beñat sirviera para cambiar el signo de la contienda entre dos de los, a priori, favoritos para el ascenso.
Después de ello, todo fue posible; el gran gol de Rubén Castro culminando una larga galopada; el dominio durante parte del segundo tiempo; de nuevo los apuros, que, sin embargo, no hicieron temer por el empate, dada la seguridad del equipo bético; y la certeza de la victoria con el golazo de Beñat.
Por lo demás, el equipo sigue consolidándose; la alineación, con cambios incluidos, empezamos a saberla de memoria; una defensa segura y sobria en la que destacan tanto Dorado como el veterano Belenguer (¡que central nos hemos perdido en sus mejores años!), así como el recién llegado Miguel Lopes; el compromiso de Emana; la labor de Caffa, entre otros; la existencia de soluciones para los problemas que van surgiendo; la variedad en los goleadores, etc.
Esperemos que todo siga así y que los jugadores se acostumbren a ganar, adquiriendo gran confianza en sí mismos sin olvidar la humildad y la laboriosidad y allá por el mes de junio podamos estar de celebración.
Libero
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