El Betis, con los tres puntos correspondientes a la victoria de
esta noche ante Osasuna, ha llegado a los 43 puntos, con los que, en teoría, se
considera que se ha conseguido la salvación. Probablemente
este año sean necesarios menos puntos para mantener la categoría. Piénsese
que en este momento, a once jornadas de la terminación del campeonato, el
primer equipo que no descendería, el Real Zaragoza, se encuentra a 18 puntos
del Betis.
El equipo verdiblanco ha llegado a la meta que cualquier persona
razonable le podía fijar en el mes de agosto pasado, con una victoria sin
demasiadas dificultades ante el equipo rojillo. Y ello ha sido así porque a
pesar de sus despistes defensivos o de algunos momentos de relajación, el Betis
tiene una potencia ofensiva, y una contra tan rápida, que hace daño a
cualquiera de los equipos de medio pelo que pueblan la Primera División
de la mal llamada por los voceros, la mejor liga del mundo. Dichos equipos son
todos menos los dos o tres de arriba.
En efecto, cuando el equipo de Mel dominaba claramente el
partido, han bastado tres toque (pase de Rubén Castro a un desmarcado Campbell
en el extremo derecho; centro medido, preciso y suave del costarricense que
Jorge Molina en un perfecto remate manda a la red, cosa que había estado a
punto de hacer unos minutos antes, pero que Andrés Fernández, en una gran
parada junto al palo, evitó.
Luego llegaron una dosis de relajación, y ya en la segunda
parte, el achuchón de los hombres de Mendilibar, los despistes y nervios de
Paulao que anda un tanto desconocido; y como era de esperar, tras varios
avisos, el empate pamplonica.
El Betis no se arredró y seis minutos más tarde robo de balón en
el centro del campo, balón vertical, mortifero, al hueco, de Pavón, aparición
de Rubén Castro que va como un rayo hacia al área, amaga hacia la izquierda y
lanza el balón hacia la derecha, que entra mansamente en la red.
Hace dos temporadas, en la del ascenso, quien suscribe se
preguntaba si algunos jugadores que estaban siendo clave en el ascenso (por
ejemplo, Jorge Molina y Salva Sevilla) que a pesar de su edad no habían tenido
la oportunidad de jugar en Primera, serían aptos para la máxima categoría. Hoy
se puede decir que sí son aptos, que lo han demostrado con creces, a pesar de la
baja actual de S. Sevilla; los nueve goles a estas alturas, y su juego para el
equipo, de Jorge Molina no los hace cualquiera. A quien ame este deporte
superprofesionalizado y cuajado de intereses, debe de alegarle que el fútbol al
fin diera su oportunidad a jugadores como el de Alcoy, y que éste la
aprovechara.
Libero
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