miércoles, 8 de diciembre de 2010

Betis 2-2 Barcelona B. El agitador de grada o ¡Fuera gorrones!


Suele darse mucho en nuestra tierra, tan aficionada a las bullas y a las colas, el tipo que se dedica a agitar estas últimas; sobre todo si se forman en alguna dependencia administrativa. El caso más paradigmático se da en las colas de los ambulatorios de los Servicios de Salud. Y ello sucede porque concurren dos requisitos inexcusables: asistencia innecesaria (quien está enfermo no se dedica a calentar a los demás integrantes de la cola) y el servicio es gratuito. El agitador que se precie empieza a deslizar poco a poco comentarios corrosivos; y si no se le frena, cuando uno se ha querido dar cuenta, tiene la cabeza como un bombo y la cola está “encabronada”.

Quien escribe ha sufrido esta tarde uno así, esto es, ha sufrido a un agitador en su variante de grada. Había acudido al campo sin necesitarlo (no es un verdadero bético) y había acudido al campo gratis; vamos, que era una de estas criaturitas de Oliver, que bajo, la excusa de regalo al socio, subvenciona la entrada a saboteadores como el que me ha dado la tarde y al grupo de porreros que han perfumado el voladizo del Villamarín. En todos mis años de fútbol, esto, lo del olor a porro, solo me había ocurrido en una noche romana, en su Stadio Olímpico en un Roma-Panathinaikos.

Pues bien, cuando llegué al campo el que luego seria el agitador ocupaba mi asiento. Ubicado después por mis indicaciones donde Oliver le había hecho el regalo, se ha dedicado todo el partido a hacer comentarios corrosivos del Betis, su entrenador y sus jugadores, y ha baboseado hasta la nausea sobre los chicos de la cantera culé. Ha encabronado de tal forma el ambiente, extendiendo su veneno como una ola, que cuando el equipo verdiblanco ha necesitado ayuda, porque se le iba el partido, el público, ese público que no va todos los domingos y es bético de barra de bar, le ha dado la espalda, ante el estupor de los fieles. El agitador ha estado a punto de hacerme perder los nervios, lo que no me había sucedido en un campo de fútbol desde que tenía dieciocho años; y ya peino canas, pocas, pero canas.

Y del partido, ¿qué? Pues una pena los dos puntos que ha dejado escapar el Betis, en un partido un tanto raro. Los verdiblancos se adelantaron con facilidad en un genial pase de Salva Sevilla (¡qué gran partido ha hecho!) resuelto de forma no menos genial por su desmarque, por Rubén Castro. El Betis se ha podido ir al descanso con cuatro goles de ventaja, tras un falso dominio de un mecanizado Barcelona, carente de gol. Parecían robots los jóvenes azulgranas, mientras el baboso disfrutaba preguntando a su adolescente hijo, que se sabía los nombres de todos: Nolito, Tello, Riberola, etc.

El Betis podría haber resuelto el partido si el genial Emana se hubiese adornado menos y Rubén hubiera estado más fino. Ya en la primera parte empezó a dejarse ver algo que sería determinante al fin y a la postre. Un árbitro que, sutilmente barría, en jugadas aparentemente sin importancia, para el Barcelona. El villarato funciona hasta con el filial. En la segunda parte las cosas empezaron bien. Al minuto, dos a cero con gol de Roversio a la salida de un corner. Los azulgranas tomaron el control del partido. El Betis aguantó sin problemas mientras duró el fuelle a Beñat y a Salva Sevilla. El árbitro fue in crescendo, para culminar al no pitar un penalti a Salva Sevilla. Eximo al lector del catálogo de lindezas llevadas a cabo por el “del enlutado atuendo”, ahora de amarillo. Y mientras el baboso a lo suyo. Menos mal que por fin se oyó a uno en la grada ese grito que a veces hace justicia: ¡árbitro valiente! ¡valiente hijo de …!

Después una buena jugada de los jóvenes azulgranas (desde pequeños aprenden a saber que juegan con uno más) que cogen descolada a la defensa bética y marcan su primer gol. Poco más tarde fallo garrafal de Cañas donde no se puede regatear (eso lo aprendíamos antes en el colegio) y remacha inexplicablemente Goitia con otro fallo abracadabrante. Empate.

Hasta el final “paduquitas” negras como las de la Lirio; pero no por el resultado ni por el juego del Betis; sino por los gorrones infiltrados; porque al fin y al cabo, aunque sea una pena los dos puntos que se han escapado, el Betis tiene 33 puntos, tiene a 3 al segundo y a 4 al tercero.

Para finalizar, ni los socios ni el Betis necesitamos regalos de entradas. Es más, estos regalos constituyen una estafa para los que pagamos religiosamente el importe de nuestros abonos.

Para atribuirse el derecho a gritar a los jugadores y a desanimar al equipo, al menos que paguen.

Libero.



3 comentarios:

  1. No hay palabras tio a tu articulo , eres un hacha tio haciendo analisis y si como bien dices , los beticos de turno que no van , los babosos de oliver enciman " dando por culo " . Mis mas sinceras felicitaciones tio

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  2. El Betis sigue su curso sin prisas pero sin pausa.
    A partir del domingo que gane todo en casa, preferiblemente sin porros y pagando las entradas, pero el sábado nos hacen falta mucho los tres puntitos a los blanquiverdes.
    Estará en Primera allá por Junio, si es en Mayo, mejor.
    saludos desde mi bitácora.
    Y el sábado, que gane el mejor.
    Allí estaré.

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  3. Gran artículo y traspiés del Betis en casa ante un gran equipo como es el filial culé. Teneis un margen de error, pero el domingo hay que regresar a la senda del triunfo.

    Saludos!

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